Sabino se siente cómodo en situaciones a que cualquiera le parecerían ridículas, excepto a un enamorado dispuesto a hacer casi cualquier cosa para sorprender, sonrojar o divertir a su contraparte. Por ejemplo, dar un show en el Teatro Metropolitan con cuatro enormes macetas con rosas rojas mientras va vestido con un saco plateado que refleja la luz con frecuencia.
Sabino es el raro de la clase que te cae bien porque no le tiene miedo a un carajo… o cuando menos lo disimula tan bien que acaba haciendo que el resto lo siga. Es capaz, incluso, de cagarse de risa sobre el pop y sobre la rebeldía llamando a su banda “Los Rebeldes del Pop”.
Necesita hacer reír y reírse, parodiar y parodiarse, criticar y criticarse.
Se burló del hip hop actuando en su nombre con una banda que no incluía ni consola ni sintetizador. Eran músicos que hubieran encajado perfecto en cualquier otro género, dos guitarristas, un bajista (¿qué clase de grupo de rock es este?) dos metales, dos coristas, un piano y una batería, Inspector, ¡muérete de envidia! (risas grabadas).
Convirtió en un adorable ángel al antisocial más popular de todo el armario, LNG/SHT, vistiéndolo de Cupido para cantar juntos ‘Los Raros de la Clase’, un acto, por cierto, tremendamente celebrado por un público que de tan milenial no se sentó prácticamente un segundo y encima persiguió a Gastón entre las butacas (el alterego de LNG) con celulares que mostraban flashes cuando éste se manifestó.
El amor es rebeldía. Sabino colocó un telón rojo –que se volvió morado cuando interpretó ‘romA’- y le cantó, sin cantar, a lo que le apasiona y al mismo tiempo podría avergonzarlo: sus historias, su inseguridad.
Todo lo que significa algo para él tuvo lugar en el espectáculo, hasta su perro, Genaro, un bulldog francés que estaba en lo que simulaba ser una cabina de producción. Confesó que el tema ‘Fulano’ en realidad se llama ‘Genaro’. Los visuales en la pantalla mostraron a varias tiernas perritas. ¿Quién será más ‘perro’ para ligar? ¿Sabino o Genaro?
Su incredulidad ante lo que pasaba se manifestó claramente cuando recorrió el escenario. Delataba falta de seguridad al caminar. Parecía que no entendía cómo estaba ahí, y qué era lo que ocurría, aunque la gente le hablara de devoción a partir del coro de sus temas. Pablo, su alterego, quería traicionarlo, pero nunca acabó por lograrlo.
Se divirtió. Prácticamente en cada canción, fuera triste o fuera alegre, sonreía a tal punto que en cualquier momento pudieron entumírsele los pómulos. El público se divirtió con él.
El amor llegó a su clímax con Alejandra y Montserrat. Ambas subieron al escenario y Alejandra se arrodilló y le pidió matrimonio a Montserrat. Ella respondió con un beso que jugó a ser eterno. -¿Eso es un sí?- preguntó Alejandra muerta de nervios. –Sí- contestó Montserrat. Aplausos y aprobación en forma de flashes de celular desde las butacas.
La burla, la parodia, la normalización hasta del tabú que aún en 2019 significa la menstruación conversada en lugares públicos llegó con ‘Ya le bajó’. Decenas de corazones rojos descendieron sobre el escenario en clara alusión a la sangre y al alivio que para un hombre que no desea ser padre puede significar que aparezca la regla.
Sabino fue feliz a partir de ser chistoso y el público entendió los chistes. Los expertos en ligue aseguran que la risa es el principal elemento para conquistar a una persona –a uno mismo, por ejemplo. Al menos durante el jueves por la noche, él apendejó –enamoró, pues- a su público.
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