Por: Jesús Torres Gómez
Mientras en en otro lado se daban cita “las juventudes”, la carpa era un circo de tres pistas. Desfilaban diferentes generaciones, todas diferentes, todas parecidas. Tanta era la diversidad en edades y estilos que era difícil de creer. Familias, amigos, parejas, solitarios, y la lista seguía por tantos estereotipos, grupos y estilos como la imaginación daba.
Delta y Penthouse calentaban los ánimos de los asistentes, que aún pasadas dos horas de iniciado el festival seguían llegando al venue. No decepcionaban, por el contrario, se veían algunas caras de incredulidad entre la gente, sobre todo de aquellos que habían llegado al concierto por su headliner.
Entre banda y banda, los descansos sacaban a relucir la verdadera diversidad de la Ciudad de México. Familias formadas por tres o hasta cuatro generaciones platicaban y descansaban en el food court. Algunas parejas, aunque con look fuerte y agresivo, podían verse abrazados mientras tomaban un cafe o una cerveza. Todo era fiesta, todo era una carne asada de domingo.
La batería explotaba y la gente poco a poco regresaba al escenario. Jet Jaguar tomaba su turno ya llegada la noche. De nuevo las guitarras protagonizaban el show, aunque esta vez la tenían difícil con una batería que sin duda tomaba protagonismo. Muchos, aún sin conocerlos, se unieron al relajo y coreaban (lo que podían) a todo pulmón. Saltos, head bang, gritos; ya estábamos llegando al clímax. Para cerrar su participación, sube Xava Drago para una última canción. La gente sabe que ya viene.
Media hora de pausa y nadie se movía de su lugar. Luces fuera. “¡Atrévete a conquistar el mundo esta noche!” coreaba la multitud junto con la banda. Y sí, Coda tenía esa misión, querían poner bandera en el mundo de gente que llenaba el alterno de la carpa. Desde el inicio, Drago iba de lado a lado del lugar con intensidad, con firmeza, demostrando sus años de carrera. Parecía que la edad era sólo un número… parecía.
No había pasado la primera mitad del concierto cuando la voz de Coda se quebraba. Y así como lo que cantaba, “al calor de la noche” poco a poco veíamos como a Xava le costaba mantener la calidad que el mismo impuso a sus temas años antes. Cómo dirían, “no son lo mismo los Tres Mosqueteros que 20 años después”. No paso a mayores, un par de temas más le bastaron para tomar un respiro. No decayó el ánimo del público y tampoco la intensidad con que la banda se entrego a sus fans. Siguieron el viaje por temas de todos sus discos.
El parteaguas de la noche llegó en “Nada en común”, donde la banda, como grandes ídolos, dirigieron a todo un coro de grandes y chicos por igual. Ahí se acabaron las barreras, nadie era extraño a nadie. “Aún” fue un himno, el momento de la noche. Veías cámaras arriba captando cada instante, los niños en los hombros de sus padres, chicas en hombros como lo verías en un Vive Latino, y claro, parejas recitando cada verso como si fueran votos de amor. Vino “la finta”, y tras un par de minutos de “irse”, los icónicas teclas de “Eternamente” anunciaron el final de la noche, lo habían logrado, habían conquistado al mundo esa noche.
Tags: CODA EN CARPA ASTROS, DELTA Y PENTHOUSE, , nota de Staff Rocksonico, noticias internacionales
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