CARLA MORRISON Y JANDRO
Categoría: LOCAL | Fecha de Publicación: 9/6/2017 | Por: Ángel Armando Castellanos 'Araña'
En el Circuito Indio La sencillez se impone - Reseña
Reseña: Carla Morrison y Jandro
Foto: Roberto Vega
Hace una semana exactamente el sonido no era el mejor. Durante al menos la mitad del show de San Pedro El Cortez fue casi imposible entender las letras de sus canciones. Sin querer queriendo Circuito Indio reaccionó para el arranque de su segundo ciclo en el Foro Indie Rocks. Jandro y Carla Morrison devolvieron un revés marcado por la sencillez. Desde las luces -foquitos estilo bar hipster de la Roma-Condesa- hasta los instrumentos -guitarras acústicas, un sintetizador y una suave batería. Marcaron el camino y fueron seguidos.
Complicado y al mismo tiempo halagador. El show de Jandro no estuvo marcado completamente por su actuación, sino por un fan enloquecido. Poco más de 1.70, pelo rizado desordenado, lentes y camisa a cuadros. Hizo suya cada canción. Era SU artista, SU momento. "Se pronuncia Jandro, con J, no con "Y", estamos en México", replicó al corregir a una fan de Carla Morrison que molesta por su baja estatura le preguntó si sólo estaba en el foro por la pareja de la estelar. De nuevo, era SU show.
Apareció Carla. "Increpada" por algunxs fans al grito de "¡Jandro te amo!" y devuelta la "cortesía" con risas y la presentación de su pareja como guitarrista del show principal. La de Mexicali se adueñó hasta de la voluntad de quienes querían sacar sus celulares para grabar -o transmitir- toda su presentación. No tuvo que decir nada. En los primeros temas no se manifestaron las luces de los fans. No hasta que lamentó que las reglas propias del foro impidiera el paso a menores de edad. En la puerta muchos adolescentes reclamaban el acceso. Los "Facebook live" rompieron la barrera. Punto para los celulares.
Antes de que aparecieran pudo verse una sincronía tan sencilla como perfecta. "La Morrison" salió con una corona dorada. Hubo manos al aire de parte de la gente que con las luces amarillas aclamaban a su monarca. Los coros se sincronizaban con la voz de la cantante. Suavidad en cada canción alterada por aclamaciones de amor de abajo hacia arriba.
"No estoy llorando, se me metió un Carla Morrison en el ojo", dijo una fanática al ser descubierta con lágrimas. Sonaban temas de nostalgia, del amor perfecto que fue y dejó de ser para convertirse en recuerdo. No fue la única en reaccionar. Hubo parejas que se abrazaron y jugaban a querer ser fuertes mientras perdían.
El espectáculo concluyó con un clímax de sencillez. Carla dijo adiós. Los músicos abandonaron en el escenario. La dejaron solamente con una guitarra de madera para acompañara. Ella asumió su papel. Cantó con su voz menos fuerte de toda la noche. Se dedicó a mirar a cada uno de los asistentes mientras les dedicaba palabras. Entonces soltó el último rasgueo y se fue.
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