Que a todos nos han pasado en una tocada
Una tocada es algo único. Estar frente a la banda que quieres, con tus amigos es suficiente para transformarte. Da igual si es en "la casa de" o en un espacio enorme. Estas son siete cosas que a todos nos han pasado.
1. Descubrir a una banda chingonsísima y hacerte fan por ese show
"Yo iba por (agregue el nombre de un grupo conocido) y acabé haciéndome fan de (agregue el nombre de otro grupo no tan conocido). Esos weyes tocan chingón". Más de una vez pasa eso. Los grandes festivales son el momento perfecto para conocer a esa banda que estabas esperando.
2. Llegar a casa oliendo a madres y no acordarse de "cuándo me cayó eso"
"¿A qué hueles? ¿qué estuviste haciendo en tu "concierto" (léase con cambio de tono)" y contestar con un contundente "no sé, me aventaron de todo". Entras a tu cuarto y empiezas a quitarte la ropa mientras la hueles puede ser una experiencia casi sobrenatural. No te asustes. Casi siempre será una mezcla de miados, alcohol y sudor.
3. Quedarte sin transporte y volver en aventón y/o en taxi buena onda
Típico. No te das cuenta que ya dieron las 11:45 y que no vas a alcanzar el Metro. Sales a la una o dos de la mañana con cara de "ya valió madres". El dinero que traías lo acabas de invertir en algo de tomar y en la playera "pa' verme bien grouppie". Entonces aparece el ser mágico que te ofrece un aventón "porque voy por esa zona" o el taxi que "te cambia la playera por llevarte a tu casa". En el mejor de los casos acabas en el sillón/cama/cocina/mesa de otra persona y a la mañana siguiente huyes.
4. Sentir que mueres aplastado en un slam
Te empujan, te jalas, estás más preocupado por corear bien la rola que suena y cuando menos te das cuenta vas para abajo. Estás azotando en el piso. Eso no es todo. Hay tres personas de mayor tonelaje que el tuyo que van directo hacia la misma zona de la cual no te has levantado. Estiras los brazos e imploras a que te jalen antes de que mueras aplastado.
5. Perder algo
"Oye wey, tú te quedaste con mi celular y mi cartera, ¿verdad?" -No, se los diste a la chava que traía bolsa y te querías ligar- Sí. Pasa. Es de las peores sensaciones después de un gran concierto. ¿Ibas a pedir Uber y tu amigo no tiene la app en su teléfono? Mejor camínale...
6. Un ligue inesperado por "perderte" de la gente con la que ibas
"¿Con quién vienes?" -venía con mis amigos, pero ya se perdieron- y ahí empezó todo. A veces perderse del slam y la rola que todos querían cantar es la mejor forma de encontrarse con esa aventura que seguro no vuelves a ver, pero que te hará quemar más calorías que el slam.
7. Brindar con un integrante -pachequísimo y/o ebrio- de tu banda favorita y tener fotos
Casual. Estás hasta adelante o en Zona VIP. Volteas y tienes junto a ti al integrante al que le juraste amor eterno -y ya ni te acuerdas- hace dos horas. Lo saludas cual grouppie, tomas aquello que te estés tomando y brindas. Terminas con unas fotos "pal feis". Llegas a casa como la persona más realizada del mundo. Pasa.
Por todos los que amamos los conciertos!
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