LECCIONES DE VIDA

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Por: FREAKY

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Tributo a Koyote
Por: Cadaveria
Fotos: Seran Aki, Rene y Bernardo

Ya es casi un mes desde que no estás aquí amigo Koyote, desde aquél tiempo quería escribir algo, pero las palabras no eran suficientes para expresar todo lo que siento; sin embargo creo que ya ha sido un gran silencio y es hora de retomar las tareas que nos dejaste…

Como les digo a muchos, para mí siempre fuiste un soñador, un idealista, que nos contagiaba con su entusiasmo y ganas para llevar a cabo cada uno de sus proyectos. Agradezco todas las lecciones valiosas de vida, momentos gratos y memorables que me diste.

Por lo anterior, el sábado pasado, nos dimos a la tarea tu familia y algunos amigos a emprender un viaje a uno de tus lugares favoritos, para llevar a cabo uno más de tus sueños, que era sembrar árboles, en aquél lugar que según tu hermana Laura, te vio crecer y jugar.

Algunos nos encontramos en la terminal de autobuses, desde muy temprano, pensando en que era importante aprovechar el mayor tiempo posible y poder acudir al lugar en el que simbólicamente ahora descansas; aunque según palabras de tu padre ahora te encuentras en aquélla isla en donde iban las personas que idolatrabas.

Llegamos sin complicaciones a Toluca, el problema fue cuando debíamos abordar el otro autobús, porque nadie nos sabía dar razón del lugar que era nuestro destino, fue curioso que la tecnología no haya sido de gran ayuda en este caso, pero afortunadamente, tu familia también estaba por llegar por lo que decidimos esperar.

Fue más sencillo tener guías que conocían muy bien la zona, fueron nuestra primera salvación. Por fin llegamos a Lomas de Bellavista, tuvimos un recibimiento muy cálido por tu familia, nos brindaban una gran confianza, como aquéllas personas que conoces desde toda la vida. Nos mostraron aquél lugar que nos serviría para acampar, que además quedaría aún más hermoso con los árboles que había escogido tu madre y que tus amigos llevaron.

Fuimos camino abajo, hasta reunirnos con tus hermanas que ya preparaban aquél lugar y que nos daba la bienvenida con unas pulseras que hicieron en conmemoración; se instalaron algunas casas de quienes pensaban quedarse hasta el siguiente día, no cabe duda que el espíritu aventurero se respiraba entre los asistentes. Comenzaron las charlas, parecía que nos conocíamos de siempre, porque hubo una gran fraternidad y buena vibra, como a ti te gustaba…

Después de unas horas, decidimos que ya era tiempo de sembrar los árboles, aunque no lo creas fue complicado para muchos, pues no estamos acostumbrados a esa clase de trabajos, pero lo que siempre nos impulsaba es que estábamos haciendo algo para ti y con esa idea retomábamos fuerza. Ya cuando se concluyó esta tarea cada uno por su lado fue a recorrer y conocer este sitio que ya se ha convertido en un lugar importante.

Para estos momentos ya era la hora de comer, tu familia amablemente nos ofreció alimento a todos los asistentes, entre risas y anécdotas nos acercamos al mundo que más querías, pude conocer de dónde venía aquélla calidad humana que te caracterizaba, no faltaba más que compartir un taco con las personas que amabas para saberlo.

Más tarde emprendimos la marcha hacia el panteón, pues todos los que no habíamos tenido la oportunidad de conocer el lugar a dónde ahora descansas, necesitábamos saldar esa deuda contigo. Fue un momento tan emotivo, donde los sentimientos salieron a flote, donde algunos en nuestros pensamientos, otros con palabras te rendíamos un tributo y las lágrimas simplemente invadieron nuestros rostros. Donde algunos te dedicaron aquéllas canciones que te agradaban, un cigarro, un trago y la hermosa ofrenda de flores que Pam te había llevado, fue en ese momento donde tu mamá le dijo que tú leerías todo lo que escriba, yo pensé que está en lo correcto, por eso ahora te narro lo que sucedió, aunque como todos dijeron seguro tú estabas compartiendo todo con nosotros.

No recuerdo cuánto tiempo estuvimos o si fue lo suficiente, pero lo que si puedo decir es que quedó claro que debemos seguir adelante, dando forma a nuestros sueños, y llevando a cabo tu ejemplo de vida.

Regresamos, tomamos algunas fotografías y bajamos al campamento en donde pasamos la noche, para lo que sería la “fiesta gitana” que en algún momento le mencionaste a René; lo malo es que muchos ya no tuvieron las fuerzas para seguirla, creo que nos estamos volviendo viejos amigo. Sólo hubo una fogata, que algunos se aferraron a mantenerla viva, algunos tragos, charlas y música que nos proveían algunos celulares.

Finalmente, algunos de nosotros tuvimos que emprender el camino de regreso muy temprano, pero con la firme idea de volver y esperando que sea lo más pronto posible.

Como te escribí al principio, no hay palabras que alcancen a describir lo que siento, pero lo que te digo ahora solamente es ¡Gracias por tanto y por todo hermanito!, sabes que te quiero mucho y que tu recuerdo siempre me ayudara a aferrarme a lo que me gusta hacer…

Y gracias también a tu familia que nos dejó compartir este momento…