Exguitarrista de Caifanes dedico una cancion a Saul

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Por:Brahim Zamora Salazar- la quinta columna

Es casi un hecho que la presencia de Alejandro Marcovich toque en algunos espacios de la Angelópolis y Cholula, interpretando éxitos viejos de Caifanes

El exguitarrista y espíritu musical de la mítica banda de rock Caifanes, Alejandro Marcovich, anda dando vueltas por Puebla —después de haber vivido en esta ciudad durante su juventud, recién emigrado de Argentina con su familia—, para devolver un poco de lo aprendido musicalmente, ahora en su faceta de tallerista de guitarra.

Más allá de una clínica o una clase, busca que sea un taller para convertir a los guitarristas en músicos, “esto es que puedan expresar la música a través de su instrumento; muchos guitarristas se ven a sí mismos como guitarristas y ejecutan y hacen todo como guitarristas, yo a lo largo de mi carrera es forjarme una identidad como músico y usar la guitarra como un instrumento”.

Navegando entre los recuerdos de sus maestros poblanos de música durante sus años mozos —desde Alberto Moreno, Alberto Salas, Jaime Guijarro— o sus aventuras musicales como bajista de la banda de Carlos Cervantes “Órganos Gemelos”, Alejandro Marcovich reflexionó sobre su función en el rock nacional, y es por ello que decide dedicarse al proceso educativo para quienes “tengan el interés y el mínimo conocimiento del oficio de guitarrista, no necesariamente que sepan leer música, sino que sean creativos”; porque si el rock mexicano está de capa caída, considera que su misión va por ese camino, por el de fortalecer a los jóvenes que pueden transformar el rock.

Sin querer hablar mucho sobre quién vale la pena en la escena actual, dijo que en general ahora está en la medianidad “por no decir mediocridad”, y sí dejó en claro que en otros géneros rescata a artistas como Alejandro Fernández o Intocable, quienes tienen un compromiso con su género, hacia la calidad, hacia las canciones, “hoy en día hay que salir a competir. No hay que equivocarnos, los Beatles y los Rolling Stones salían a competir, buscaban que sus éxitos fueran número uno”.

Y regresa, lo importante ahora para él es el compromiso con la educación. “Hay una necesidad en el ambiente, de que algo más pase, lo que sea (…) si en algo sirve contestar a la eterna pregunta de que la situación del rock mexicano no está en el momento ideal, pues prefiero contestarla con la acción, ofreciendo talleres. Los consejos y la educación están para quien quiera escuchar.”

Es casi un hecho que la presencia de Alejandro Marcovich toque en algunos espacios de la Angelópolis y Cholula, interpretando éxitos viejos de Caifanes, así como la presentación de su nueva producción, que, adelantó, estará lista este año.

Caifanes

Mueve la cabeza, fija la mirada. Al final admite que la posibilidad de volver a tocar con Saúl, Sabo, Alfonso André existe. “Existe porque estamos vivos.”

Sin embargo no hay acercamiento.

“Para mucha gente es como obvio, es una cosa que debería de suceder. Pero vamos a dejar que la Tierra siga girando, a ver qué pasa.”

Pero admite que no está en él, que lo dirá una vez más pero tampoco quiere que parezca que es el único que insiste en ello.

Y es que el rompimiento con Caifanes hace más de diez años fue ríspido. Tanto que en durante el último concierto de la banda, en San Luis Potosí, en un solo de guitarra le dedicó a Saúl Hernández el tema “Sabor a mí”. Ahora recuerda la anécdota con cierta gracia, “me brotó del alma, se metió en medio de ‘Hasta morir’, pero no, no he vuelto a tocar ‘Sabor a mí’, igual la vuelvo a tocar, ya sin dedicatoria.”