Sucumbí a la nostalgia

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Por: Ángel Armando Castellanos 'Araña'

Escribo esto mientras escucho -adrede- Bajo El Control Del Radar de Thermo. Gracias a que Rocksonico me pidió que hiciera un artículo sobre la banda -mi segundo encargo- hace casi diez años -días más, días menos- la conocí. Perdón, a Villahermosa casi no llegaba esa música y de hecho creo que Thermo jamás tocó por allá.

Durante años critiqué la excesiva fuerza de la nostalgia en miembros de la generación anterior. Dos de los no sé cuántos roomies con los que he vivido pasan de los 30 y tienen dos cosas en común: su devoción por Caifanes y Bunbury y su odio por el happy punk. ¡Hey, no se metan con mi adolescencia!

Sus quejas sobre la falta de bandas con el peso específico de Héroes o Caifanes no me terminaba por convencer, pero, puta madre, creo que ya me estoy sintiendo identificado.

Tengo 26 años -escribí 16 hace unos segundos- y ni modo, lo que estaba de moda antes de que sacara la IFE -me cago en el servicio militar- cada vez se ve más lejano y sí, se siente culero. Aunque por otro lado da gusto que renazca en otras formas.

Está de huevos que existan Say Ocean, Camiches, Barney Gombo o Pánica. Soy terriblemente fan de lo que hacen. De que con ellos haya renacido el happy punk y me hayan regresado un cachito de juventud. Está cagado porque creo que los integrantes de estas bandas tienen mi edad. Es decir, crecieron escuchando lo mismo o casi lo mismo que yo.

El sábado esa piedra redonda capaz de tirar edificios me golpeó y se pasó de verga. No es que "Ancestros", el nuevo disco de Thermo, me desagrade. Al contrario, creo que está muy bien escrito. Encima musicalmente representa una evolución de lo que la banda manifestaba en sus primeros dos discos, pero... ¡Ancestros no es Bajo El Control Del Radar! Y se siente culero porque encima hay muchos temas de ese disco que no tocan y dudo que vayan a tocar.

No se confundan. No me confundan. No es cosa de la banda. Es que, verga, en ese disco pirateado en Ares hay tanto material para las entrañas. Escuchar "Contra Mí", "De Frente", "Lo Siento" o "De Pie" es sentirme el increíble puberto sin barba que gritaba que nadie lo entendía. Ni modo que en un show no pida los temas que me robaron un poquito el alma y que hoy veo como algo lejano. Estúpidos, mi adolescencia, idiotas.

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