Por: Ángel Armando Castellanos 'Araña' y Dante Soberanes
Sus gestos evidenciaban molestia. En varios instantes cantó con los ojos cerrados. Lanzó varias veces el pedestal del micrófono. Él y el público estaban intentando pasarla bien. Los errores técnicos no permitían que la presentación de Los Fabulosos Cadillacs se llevara a cabo con la alegría esperada. Vicentico realmente estaba molesto. Él y varias bandas padecieron los problemas con el sonido. Sin embargo, esto no logró opacar el Día 1 del Vive Latino 2017.
El show comenzó -como es costumbre desde hace varios años- con surf. The 5,6,7,8´s! puso a bailar a los asistentes en el escenario principal. Que la banda se haya atrevido a interpretar una versión de Bule bule fue la cereza perfecta para un pastel que ya empezaba a ser saboreado. El atrevimiento y la energía que sus integrantes mostraron fueron suficientes para ganarse y calentar a la gente. Después llegaría la fiesta con Doctor Krápula. Los colombianos -debutantes hace siete años en la Carpa Intolerante- provocaron los primeros grandes estallidos de la tarde.
Inspector fue el preámbulo ideal para una emocionante noche de baile, canto y carnaval; los regiomontanos respondieron al llamado del Vive Latino y convirtieron al Escenario Principal en una fiesta popular.
¿Y qué? Esa fue la pregunta ideal para un conjunto que pesa como los grandes, que no necesitó mayor presentación que el sonido de los metales y la potencia vocal de Big Javi, ídolo en tierra mexicana junto a su séquito de grandes músicos.
Imposible no enamorarse de la madurez del Inspector, que supo alimentar la verbena colectiva sin importar edades y géneros, fusionamos bajo una la ola de clásicos que subieron y bajaron en nombre del ska mexicano.
Y si es tarde ya, que Inspector nos perdone, porque mientras más pasan los años más cerca están de los nombres sagrados que suelen llenar un Foro Sol, los que están tatuados en la memoria colectiva, como está presentación, que los reafirma como un grande de la música nacional.
En el Indio Pilsner se dieron quizá, las mayores decepciones: Thermo e Ilya Kuriyaki and The Valderramas. Unos por ser víctimas de los errores técnicos y otros por no haber conectado con los asistentes. Para los de Guadalajara la parte más complicada fue cuando invitaron a Cristina Jauregui a tocar el violín en una canción y no hubo manera de que se escuchara hasta bien entrado su final. En el caso de los argentinos, la insistencia por tocar temas nuevos y atentar contra la nostalgia terminaron por generar poca alegría.
El escenario de sorpresas tuvo como protagonistas a la más grande promesa del punk mexicano: De Nalgas y a cuatro leyendas: Marky Ramone, Paco Ayala (Molotov), Sergio Arau y Randy Scott (Molotov). Dos covers de The Ramones, Quiero Ser Presidente (Arau), Yo No Voté Por Ese Güey y Vergaviota provocaron un pequeño pero intenso slam.
Little Jesus fue una de las bandas que mejor show generaron en la Carpa Doritos. Sus canciones fueron coreadas una por una por más de la mitad de los asistentes. Posiblemente el clímax se dio con "Pesadilla", cuando la banda dejó de cantar y permitió que los asistentes fueran protagonistas.
En la zona de mayor aforo se dieron las presentaciones más impactantes: Los Caligaris y Los Fabulosos Cadillacs. Los de Córdoba, Argentina, por complicado que parezca, sorprendieron. Su show estuvo cargado de mucha mayor energía de la que habían prometido. Cada uno de sus integrantes se adueñó de la gente. No hubo un solo instante, una sola canción que no fuera coreada por la mayoría. El mensaje de Juan Taleb de "Los muros se tiran con alegría" fue contestado con una sonora ovación. Los Fabulosos, a pesar de los detalles de audio, se enfocaron en sus más grandes éxitos y brindaron una noche para el recuerdo.
Con Babasónicos hay una historia que merece ser contada: Susana se dio un pasón de coca mientras Adrián Dárgelos ponía la voz. Ella vestía un abrigo negro y el cabello rozaba sus hombros, como jugueteando al ritmo de los Babasónicos, que llenaron de música el último de sus viajes.
Su pálido rostro no distaba del polvillo que acababa de aspirar, pero el oro de su melena la hacía lucir en medio de la noche, frente a una pantalla a blanco y negro que de vez en cuando le golpeaba en la cara, como destellando su belleza para el gusto popular.
Medía poco más de 1.70, nariz respingaba y la mirada perdida, pero con suficiente precisión como para besar a su novio, otro adicto a 'Blanca Nieves' pero con el cantante argentino como único enano, el cuentacuentos oficial de una velada que habría de terminar a media noche.
Ella bailó un poco, casi arrítmica, bebió cerveza, cantó a destajo y se dejó consentir por un hombre que de cuando en cuando le acariciaba el trasero, como demarcando propiedad en medio de miles de espectadores sobre la alfombra.
Su noche no fue más que las demás, no sufrió una crisis nerviosa o un desmayo, tampoco la violaron o insultaron, pero sí se esfumó entre la nada, sin dejar un rastro de su aura o las huellas de sus pies: Se marchó a media canción, lo dejó todo inconcluso en un concierto de baladas y ritmo lento.
Ya podrá contar que se drogó en un Vive Latino, que cedió ante su adicción al aire libre, que valió la pena llenar su mano de maldad para complacer sus gustos más oscuros, tan opacos que la desaparecieron en un parpadeo, como si su vida se hubiera extinguido en esa última respiración.
Finalmente, Prophets of Rage cerró la actividad en el escenario principal con mucha energía, dolor y rebeldía. Sus canciones, quizá menos coreadas, pero más slameadas fueron el cierre para un primer día que regaló lecciones y fiesta al por mayor.
Tags: Reseña del vive latino día 1, , nota de Staff Rocksonico, noticias internacionales
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