Ely Guerra en el Voila
Por Aleysha
Como caricia de terciopelo se sintió la extraordinaria presentación de Ely Guerra el sábado pasado en el Voila, un oscuro y relativamente pequeño espacio, a la usanza de cabaret, propició los elementos para que apareciera su Hombre Invisible y se diera un concierto intimo y por demás especial, el cual a mi parecer, fue un inolvidable espectáculo Pa´Morirse de Amor merecedor de los más grandes halagos.
Al filo de las 10 PM, la casa nos ofreció un delicado aperitivo que constaba de un set de 5-6 canciones en inglés, el cual nos hizo menos larga la espera, pero también nos abrió nuestro más feroz apetito… Sólo unas cortinas rojas nos separaban del inicio, Primera llamada…!!! Segunda llamada…!!! Y por fin…
Con un impactante vestido negro, portado con garbo y gracia, el cual resaltaba su esbelta figura, apareció Ely, quien en esta ocasión lucia un corte rubio sujetado por un cúmulo de pasadores, que alineados trataban de someter a su cambiante e indomable cabellera. Es gratificante ver como un gran artista tiene la humildad de dirigirse a su público y agradecer su presencia, así como también el tomarse el tiempo de presentar y darle su lugar e importancia a cada uno de los “Elys Guerra” con quien comparte el escenario.
“Soy un extraño aquí…” y la multitud impaciente estalló de júbilo… Stranger, de la Calle, Puerto Vallarta, Lontano, Bumeran, Tu boca, Frío, Vete (canción dedicada a los taraumaras), Para Ti, Mi Condición, Ángel de Amor, Más Bonita, Ojos Claros, Labios Rosas, entre muchas otras rolas de su amplio repertorio, fueron coreadas y sentidas a profundidad por la gente (que a pesar de lo caro del estacionamiento), se quedo y la acompañó hasta el final.
Sin lugar a dudas, Colmena y Peligro fueron las dos canciones más emotivas de la noche, no sólo debido a sus nuevos arreglos, sino a que en la segunda (la cual fue cantada en versión remix) Ely simplemente se dejó llevar por la intensidad que la caracteriza y sin titubear, se aventó al público el cual la sostuvo y llevo de regreso nuevamente al escenario culminando así este concierto. Si eso no es entrega a sus fans, de verdad no se qué más pueda ser.
Una noche llena de sorpresas y complicidad en la que Ely nos entregó su voz y su alma. Después de tocar durante más de hora y media, se retiró, y pocos minutos después, reapareció en el escenario ante la ovación de su gente, y con gran sencillez se puso en cuclillas ante un público exaltado, y sólo con su fuerte presencia logró silenciar por completo el lugar. Sin utilizar ningún instrumento de respaldo, y sin tocar el micrófono, cantó (como nunca antes me había tocado verla) a capela, poniendo a más de uno la piel chinita y los ojos acuosos, momento invaluable que seguramente quedará tatuado en la memoria de sus fans
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